Si quieres que tu viaje a Perú sea lo más auténtico posible te recomiendo 6 cosas que deberías hacer en tu próximo viaje (al menos yo las hago cada vez que voy 😀):
Se trata de uno de los medios de
transporte más comunes en el Perú, y uno de los más baratos. Una especie de
furgoneta que realiza un recorrido predeterminado, pero sin paradas fijas, y
donde entran el número de pasajeros que quiere el chófer de la combi y lo que dejen los demás pasajeros sin quejarse. Como dije, no hay paradas fijas, con la
excepción de la primera y la última, por lo que una vez hayamos identificado la
combi que nos llevará a nuestro destino, levantaremos el brazo y haremos señas
para que se pare.
Como podamos, y donde podamos, nos sentaremos y pagaremos al cobrador cuando nos lo requiera.
Recomendación: preguntar antes de subirnos cuánto vale el pasaje (mejor en el hotel o albergue o a alguien de confianza). A ritmo de cumbia, huayno o reguetón, llegaremos a nuestro destino. Para bajar, gritar con toda tu alma. Hay distintas versiones: ¡Bajo!, ¡Esquina bajo!, ¡Volteando!, ¡Antes de voltear! Las combis son mi debilidad. Siempre tendrás una buena historia para contar…
Como podamos, y donde podamos, nos sentaremos y pagaremos al cobrador cuando nos lo requiera.
Recomendación: preguntar antes de subirnos cuánto vale el pasaje (mejor en el hotel o albergue o a alguien de confianza). A ritmo de cumbia, huayno o reguetón, llegaremos a nuestro destino. Para bajar, gritar con toda tu alma. Hay distintas versiones: ¡Bajo!, ¡Esquina bajo!, ¡Volteando!, ¡Antes de voltear! Las combis son mi debilidad. Siempre tendrás una buena historia para contar…
(2) Tomarte un jugo en el mercado
Otro de mis favoritos. Los mercados de Latinoamérica (y en
especial los peruanos) son de visita obligada para el viajero o viajera a la
que le guste sentirse como una más del país que visita.
Habrá pocos lugares más sorprendentes y vibrantes que los mercados. Uno de mis preferidos es el Mercado Modelo de la ciudad de Chiclayo.
Si queréis conocerlo aquí tenéis vuestro viaje ideal.
Si lo que queréis es saciar vuestra sed, nada mejor que sentarse en una banqueta de una juguería y pedirse un jugo (o zumo). Las posibilidades son infinitas, gracias a la inmensa variedad de frutas con las que cuenta Perú todo el año: papaya, piña, lúcuma, fresa, melón, maracuyá, etc. Si tanta variedad os paraliza, optar por el surtido, una mezcla de varias frutas, y que suele ser el más económico. Y para las y los más osados, cuando os terminéis el jugo pedir “seño, la yapa por favor”. No es otra cosa que la “propina”, un poquito más de jugo. Debo ser sincera, todavía me muero de vergüenza cuando mi marido me “obliga” a hacerlo.
Recomendación: cuando bajéis totalmente deshidratados de Machu Picchu, no os paréis en los caros restaurantes y cafeterías de Aguas Calientes, y entrad en el mercado a pediros un jugo. Sabiendo que te está costando un tercio de lo que cuesta fuera, os aseguro que sabe todavía mejor.
Habrá pocos lugares más sorprendentes y vibrantes que los mercados. Uno de mis preferidos es el Mercado Modelo de la ciudad de Chiclayo.
Si queréis conocerlo aquí tenéis vuestro viaje ideal.
Si lo que queréis es saciar vuestra sed, nada mejor que sentarse en una banqueta de una juguería y pedirse un jugo (o zumo). Las posibilidades son infinitas, gracias a la inmensa variedad de frutas con las que cuenta Perú todo el año: papaya, piña, lúcuma, fresa, melón, maracuyá, etc. Si tanta variedad os paraliza, optar por el surtido, una mezcla de varias frutas, y que suele ser el más económico. Y para las y los más osados, cuando os terminéis el jugo pedir “seño, la yapa por favor”. No es otra cosa que la “propina”, un poquito más de jugo. Debo ser sincera, todavía me muero de vergüenza cuando mi marido me “obliga” a hacerlo.
Recomendación: cuando bajéis totalmente deshidratados de Machu Picchu, no os paréis en los caros restaurantes y cafeterías de Aguas Calientes, y entrad en el mercado a pediros un jugo. Sabiendo que te está costando un tercio de lo que cuesta fuera, os aseguro que sabe todavía mejor.
(3) Ir en mototaxi
¡Pura adrenalina! Lo mejor para hacer trayectos cortos a
toda velocidad. La mejor descripción de lo que es, la podéis ver en la foto.
Son típicas sobre todo en el norte del Perú, zona bastante menos concurrida que
el famoso sur, y no por ello menos atractiva, como podéis comprobar aquí. En el
caso de las mototaxis, te llevarán a donde tú les pidas. Procedimiento
habitual: grito ¡moto!, y al toque tendré una delante; antes de montarme,
recordadlo bien, acordar el precio (“¿cuánto a tal sitio?”, regatead); y por
último, disfrutar del viaje, la velocidad, los derrapes y…la música, como no
podía ser de otra manera. El tunning, en Perú, no solo va de coches, ya os
daréis cuenta.
(4) Hacer jale
O lo que es lo mismo, hacer autostop. Hay momentos en la
vida en los que te ves en un pueblito de la sierra peruana, se acaba de ir el
único bus que te llevaría a la ciudad, o te has quedado sin dinero para
pagarlo, o todavía te queda mucho rato para caminar. Sin duda, se le puede dar
la vuelta a una situación penosa, y vivir una auténtica aventura, pidiendo que
te lleven. En mi caso, los sacos cargados en la parte de atrás de una pick-up
han sido más de una vez un asiento perfecto para esos trayectos. He llegado
llena de polvo y tierra y con los pelos alborotados a mi destino, pero feliz de
haber vivido una experiencia como ésta. Por algo dicen que las mejores cosas en
la vida son las que te despeinan.
(5) Ir a una celebración/fiesta
No hay nada mejor para conocer una cultura que sumergirse en
una celebración o fiesta. De buenas a primeras, y teniendo en cuenta el
carácter que tenemos por estas tierras, parece complicado que en un primer
viaje a Perú pueda darse esta ocasión. Sin embargo, si somos amigables con la
gente que conocemos, o que se nos acerca a hablar, o ponemos ganas en conocer a
la gente del lugar, será raro que no haya algún evento festivo alrededor
(bodas, cumpleaños, quinceañeros, baby showers, fiestas del pueblo, etc.).
Cualquiera es un espectáculo para los ojos del viajero/a europeo. Puede variar la gente, el pueblo o ciudad en la que estemos, pero hay cosas que no fallan: la música (ya sea en vivo o con unos parlantes inmensos), la gente sentada formando un círculo y dejando la pista de baile en medio, mucho trago y mucha comida. La diversión, os lo prometo, está asegurada.
Recomendación: sacaros las vergüenzas de encima; sí o sí os van a sacar a bailar, por lo que ¡poned vuestra mejor cara y demostrad que no tenemos caderas de acero!
Cualquiera es un espectáculo para los ojos del viajero/a europeo. Puede variar la gente, el pueblo o ciudad en la que estemos, pero hay cosas que no fallan: la música (ya sea en vivo o con unos parlantes inmensos), la gente sentada formando un círculo y dejando la pista de baile en medio, mucho trago y mucha comida. La diversión, os lo prometo, está asegurada.
Recomendación: sacaros las vergüenzas de encima; sí o sí os van a sacar a bailar, por lo que ¡poned vuestra mejor cara y demostrad que no tenemos caderas de acero!
O “pedir una rebaja”, como se dice en el Perú. Puede ser
agotador, la verdad, pero no nos quedará más remedio si queremos ponernos en la
piel de los autóctonos y también ahorrar algo de dinero que podrás emplear en
viajar o comprar productos locales. Y también para evitar pagar “la tarifa de
gringos”, que es cómo nos llaman en el Perú a los extranjeros. No nos llevemos
las manos a la cabeza; en Pamplona en San Fermines los bares hacen estragos con
los “guiris”. ¿Dónde se puede regatear? En los mercados, en los taxis, en las
tiendas de artesanía, en los comercios locales.
Si ya estuviste en Perú, ¿qué otra recomendación nos darías
para sentirnos más peruanos/as que la papa?
0 comentarios:
Publicar un comentario